miércoles, 13 de mayo de 2009

ÑOS CISNEROS HIJOS DE PUTHJSBN CORRUPTOS


ESTOS SON LOS DUEÑOS DE LA ECONOMIA DEL PAIS LOS DUEÑOS DE VENEVISION
La familia Cisneros y el narcotráfico


Gentileza de la lista Redial Simón Bolívar

Venezuela tenía hasta hace poco una relación "privilegiada" con el
narcotráfico sudamericano. Hasta 1983 exenta de la producción de
estupefacientes, Venezuela servía en cambio de estación de trasbordo
y "centro bancario" del narcotráfico.

Fueron narcodólares venezolanos, por ejemplo, los que iniciaron el
torrente de dinero "lavado" hacia el mercado de bienes raíces de
Florida, antes de que a la mafia colombiana se le ocurriese siguiera
la idea. Llegó a tanto el volumen de dinero lavado procedente de
Venezuela que se convirtió en chiste popular decir que Florida se
había separado de los Estados Unidos ...

para ser un nuevo estado de Venezuela. Para 1980, se calculaba
oficialmente que el capital venezolano invertido en bienes raíces
floridanos ascendía a más de 1.100 millones de dólares. Y en 1983,
según cálculos de un funcionario de policía venezolano hechos
públicos a principios de 1984, se lavaron en Venezuela cerca de 5.000
millones de dólares.

Pero hace ya mucho que Venezuela perdió esa relación "privilegiada";
junto con las casas bancarias que se lucran del narcotráfico hay
ahora medio millón de adictos, según se calcula, muchos de ellos
hijos de los propios narcofinancieros. Con todo, identificar el
aparato del lavado de dólares y sus jefes sigue siendo el medio más
eficaz de identificar en su conjunto a la mafia venezolana de los
estupefacientes.

El 20 de julio de 1984 la revista venezolana Resumen informó sobre
versiones de que un miembro de la familia Cisneros, una de las más
poderosas familias financieras de Venezuela, estaba metido hasta los
codos en el lavado de dinero del narcotráfico en Florida. Según esa
información, tomada en su totalidad del libro In Banks We Trust, de
la periodista izquierdista Penny Lernoux, Oswaldo Cisneros Fajardo
había estado vinculado a la World Finance Corporation (WFC), una
lavandería internacional de dólares. La WFC, habiendo metido la pata
ya demasiadas veces, finalmente se vino abajo, y su presidente cubano-
estadounidense, Guillermo Hernández Cartaya, paró en la cárcel en
pago de un delito relativamente leve: evasión de impuestos.

La crónica incluía algunos de los detalles más sórdidos de los
negocios de la WFC: canje de armas por drogas en el Caribe; recursos
financieros puestos a disposición del gobierno de Fidel Castro, etc.
El reportaje suscitó aún más interés por el hecho de que El Diario de
Caracas acababa de publicar una foto del presidente Lusinchi leyendo
el libro de Lernoux, en compañía de dos altos funcionarios. El pie de
la foto aseguraba que los lectores se habían interesado especialmente
en los lazos de Cisneros con el mundo del narcotráfico. Lo cual
suscitó tanta indignación como si la revista Newsweek hubiese acusado
a David Rockefeller de lavar dinero sucio. La Organización Diego
Cisneros, compañía tenedora de la familia Cisneros, hizo publicar
desplegados de página entera en la prensa de Caracas en los cuales
negaba tener relación alguna con la World Finance Corporation,
Credival, o el señor Hernández Cartaya. Oswaldo Cisneros - en una
entrevista con Resumen en la que presentaba su versión del asunto -
reconoció que en 1975 había contratado a Hernández Cartaya para que
le reorganizara la firma inversionista Inversiones Fénix, a la cual
se le llamó después Credival, y que entre los dos habían constituido
una subsidiaria de la WFC en Caracas.

Pero insistió que ése había sido el último negocio que habían hecho
juntos, y que no tenía conocimiento alguno - ni antes ni en ese
momento - de que Hernández Cartaya tuviese algo que ver con el
narcotráfico o el lavado de narcodólares.

Muchos salieron a defender la honra de Cisneros atacando la
confiabilidad de Lernoux, lo que resultaba harto fácil en vista de
que su carrera de "periodista" fue patrocinada por la KGB y una sarta
de agencias vinculadas a la inteligencia británica tanto en los
Estados Unidos como en iberoamérica.

Pero la mayoría de las pruebas que presentó Lernoux sobre el tema de
la WFC fueron tomadas de los expedientes de luengas investigaciones
realizadas por varias instituciones estadounidenses (entre ellas el
Congreso, la Dirección de Aduanas, la Dirección de Estupefacientes y
un gran jurado federal) sobre Hernández Cartaya y la WFC.

Pero la verdadera historia de la familia Cisneros va mucho, mucho más
allá de los meros indicios que salieron a luz con motivo del
escándalo de la WFC.

El error está en tratar de mirar hacia abajo desde la posición de
poder de la familia Cisneros, en lugar de hacia los lados y hacia
arriba. El lector vería las cosas más claras si, por ejemplo, le
informáramos de la existencia de una prestante familia iberoamericana
que: Se inició en los negocios con el patrocinio de uno de los
principales bancos canadienses de Narcotráfico S.A: el Royal Bank of
Canada; Se ha asociado por mucho tiempo con la familia Rockefeller,
que le ha hecho el favor de venderle migajas de su imperio en
Iberoamérica, incorporando a sus miembros a las juntas directivas de
varias compañías tenedoras internacionales suyas, y que les ha
permitido consolidar esos lazos por matrimonio con sus parientes de
la familia Phelps; Está sólidamente vinculada a los grupos bancarios
de Florida que se destacaron en el escándalo de las drogas del
gobierno de Jimmy Carter; Entró en sociedad con una casa financiera
de Florida cuyas ligas con terroristas y narcotraficantes están bien
documentadas, y que recibió millones de dólares del Banco Narodni de
Moscú; Lleva décadas promoviendo el liberalismo económico de la
Sociedad Mont Pelerin de Fiedrich von Haytek, que aboga por la
legalización del comercio de estupefacientes; y Se unió recientemente
a la campaña de David Rockfeller por hacer de la narcoeconomía
jamaicana el "modelo" para la cuenca caribeña en general.

Ahora tiene el lector una perspectiva adecuada para entender la
verdadera historia de los Cisneros, y comprender el hecho de que se
trata del equivalente venezolano de los Bronfman. No debe
sorprenderle ya la asociación del primo Oswaldo con el corrupto
Hernández Cartaya.

El Imperio de la Familia

La fortuna de la familia Cisneros se centraliza en la Organización
Diego Cisneros (ODC), compañía tenedora cuyo valor se calcula en
3.000 millones de dólares. La ODC descrita por un banquero
neoyorquino relacionado con ella, es una compañía "de tipo Gulf and
Western", que abarca unas 50 firmas productoras de bienes que van
desde discos fonográficos, artículos deportivos y computadoras hasta
cosméticos y alimentos preparados, con propiedades en los renglones
de bienes raíces, agricultura, comunicaciones y finanzas. "El grupo
Cisneros, cuyas inversiones siempre han sido de orientación
internacional, se desbocó a hacer adquisiciones en los dos o tres
últimos años", comentó el banquero, añadiendo que se calcula,
"informalmente", que ha colocado unos mil millones de dólares en el
exterior.

Al igual que la Gulf and Western, dueña de Paramount Pictures, la ODC
tiene también su compañía de "entretenimiento": Venevisión. La
familia Cisneros, que adquirió esa compañía de televisión en 1961,
cuando apenas arrancaba la televisión en Venezuela, se ha valido de
Venevisión para fomentar la cultura del rocanrol y la pornografía,
indispensable para crear en cualquier país el ambiente hedonista,
"chévere", de las drogas, de "sentirse bien". El fenomenal éxito de
las ventas de discos de las estrellas de rocanrol y el disco -
grabados por Sonorodven la fonográfica de la ODC - es apenas uno de
los efectos del poder publicitario que le da Venevisión a la ODC.

El Royal Bank of Canada fue el que le dio al paterfamilias Diego
Cisneros su primera oportunidad en Caracas, tras emigrar este de Cuba
en 1929. La vinculación con el narcobanco canadiense continúa hasta
la fecha, siendo representante de los Cisneros en la junta directiva
del Royal José Rafael Revenga, vicepresidente ejecutivo de la ODC y
vicepresidente de Venevisión.

En 1939 Diego se "independizo" y montó la primera franquicia
embotelladora de Pepsi-Cola en Venezuela, en compañía de su hermano
Antonio. Ahora son sinónimos en Venezuela Pepsi y Cisneros, y el hijo
de Antonio, Oswaldo, es el actual presidente de la compañía [2].

Pero fue Diego Cisneros quien hizo de la ODC el imperio comercial y
financiero que es hoy. En Venezuela, la palabra "Rockefeller" se
convirtió en asociación inevitable con la palabra "Cisneros". Junto
con otras ricas familias, la familia Cisneros se hizo cargo de muchos
de los negocios iniciados por los Rockfeller. Entre ellos, las
subsidiarias venezolanas de Sears Roehuck, la National Cash Register,
y ese proyecto predilecto de Nelson Rockefeller, los supermercados
CADA. En un momento dado la ODC obtuvo los servicios como "asesor
internacional" de George S. Moore, expresidente del banco neoyorquino
Citibank y director emérito de W.R. Grace. Y Gustavo Cisneros, hijo
de Diego Cisneros, se hizo de una esposa bien conectada al imperio
Rockefeller: Patricia Phelps, de los Phelps del Eastern Establishment
estadounidense.Diego Cisneros sentía gran orgullo, además, de ser
miembro de la sociedad Mont Pelerin, eminentes ideólogos
internacionales de la "legalización de la economía ilegal" cuyas
labores en pro de las drogas citamos en los primeros capítulos. Diego
Cisneros patrocinó numerosos viajes de los propagandistas de la Mont
Pelerin a Venezuela para arengar a los empresarios del país, y su
consigna de toda la vida, según informa su propio hijo Gustavo, era
nítida ideología Mont Pelerin: "Denme el hombre apropiado, y trato
hecho".

Al morir Diego en 1980, se hicieron cargo de los negocios sus hijos,
Gustavo y Ricardo Cisneros Rendiles, ocupando la presidencia y la
vicepresidencia, respectivamente, de la ODC. Gustavo devino heredero
forzoso del imperio, y ha continuado la labor de su padre como
campeón del modelo de "libre empresa" en la cuenca caribeña. Cuando
David Rockefeller creó en 1981 el "Comité Estadounidense-Jamaicano de
Comerciantes" para impulsar el "modelo jamaicano" de estupefacientes
y libre empresa, Gustavo Cisneros anunció la creación de una
"Asociación Venezolana-Jamaicana de Comerciantes" parecida, de la que
se hizo copresidente.

La carrera de Gustavo como financista internacional va en ascenso. Es
vicepresidente de la filial venezolana de los Caballeros de la
Soberana Orden de Malta, y para 1981 se había incorporado a la junta
internacional de asesores del Chase Manhattan Bank, uniéndose a gente
de la calaña de Henry Kissinger y su socio Per Gyllenhammer de la
Volvo; "Joe" Martínez de Hoz, de Argentina; Y.K. Pao, de la Worldwide
Shipping Corporation de Hong Kong; Ian D. Sinclair, presidente de
Canadian Pacific Enterprises, Ltd; y el presidente de la Royal Dutch
Petroleum Co., G.A. Wagner. Todos ellos, por supuesto, encabezados
por David Rockefeller. En noviembre de 1983 pusieron a Gustavo en la
junta internacional de asesores de Pan American World Airways
(PanAm), donde convergen, entre otros, Sol Linowitz, de United
Brands; Cyrus Vance, abogado de Gulf and Western; Theodore Hesburgh,
rector de la Universidad de Nortre Dame; y Yet Keung-kan, presidente
del Bank of East Asia, de Hong Kong. Ahora se ha sumado también a sus
"realizaciones" una nueva posición en la junta internacional de
asesores de la Beatrice Foods.

Los lazos de Cisneros con la combinación Carter-Vance no son nuevos.

Según fuentes en Washington, durante el gobierno de Jimmy Carter,
Cyrus Vance, entonces secretario de Estado, a menudo se valía de
Cisneros como "interlocutor" con ciertos grupos políticos de la
región. Cisneros y su viejo camarada Pedro Tinoco, hijo, hicieron
desde Caracas cuanto estuvo de su parte para impulsar el boom
financiero venezolano en Florida. Cuando Robert Graham, gobernador de
ese estado y ferviente partidario del esquema de "banca libre", llegó
a Caracas en octubre de 1980 para estimular las inversiones
venezolanas en Florida, Gustavo Cisneros y Pedro Tinoco, hijo, fueron
quienes le organizaron el gran agasajo a él y a sus patrocinadores.
Pero la conexión también se extiende, por supuesto, al ámbito
financiero. Por 1978 los Cisneros adquirieron propiedad minoritaria
del Florida First National Bank de Jacksonville, la principal
integrante de una compañía tenedora de alcance estatal llamada
Florida National Bank of Florida. Puso a Tinoco en la junta directiva
del banco para representar allí el interés de los Cisneros.

Ahora, resulta que el Florida First National es un banco interesante.
Es uno de los tres bancos floridanos que encabezaron la pelea por
levantar las restricciones bancarias en ese estado hacia fines de los
setentas. Tales modificaciones de la ley eran indispensables para
convertir a Florida prácticamente en un refugio bancario para el
dinero del narcotráfico.

La Florida National Banks tiene también otro rasgo muy interesante:
era la principal tenedora de la Charter Oil Company, que tenía en la
junta directiva de Florida National dos de sus directores: Edward
Ball y el presidente de la Charter, Raymond Mason. La Charter, que
quebró en 1984, alcanzó notoriedad cuando salió la noticia de que
había servido como conducto de las compras de petróleo libio
impulsadas por Billy Carter, el hermano del presidente. Ese escándalo
pasó a la historia como el "Escándalo Billygate".

Pero a Gustavo Cisneros no lo perjudicó en lo mínimo todo eso. Todo
lo contrario: en 1981, según se dice, vendió sus acciones, obteniendo
de ellas una ganancia multimillonaria.

La World Finance Corporation y el enlace cubano

Pareciera que Oswaldo Cisneros, primo de Gustavo, dirige en Venezuela
mucho más que la compañía Pepsi-Cola. Según un informe que apareció
el 1 de julio de 1984 en El Diario de Caracas, Oswaldo es el enlace
de una plan para reestablecer relaciones comerciales y diplomáticas
entre Venezuela y Cuba, con la esperanza de legitimar su calidad
actual de intermediario comercial cubano-estadounidense, en violación
del embargo impuesto por los Estados Unidos a Cuba. El Diario de
Caracas sostuvo que Cisneros visitó Cuba en un avión del a Pepsi-Cola
el 7 de junio de 1984 y que se reunió personalmente con Fidel Castro.
En una entrevista concedida el 12 de Agosto a la revista Resumen,
Cisneros no negó que hubiese viajado a Cuba, pero insistió que fue
por motivos de familia y personales, que la reunión con Castro
ocurrió por "pura casualidad" y que sólo se habló de "una serie de
generalidades". Oswaldo agregó que tenía muchos otros miembros de la
junta directiva de Pepsi que habían participado en la invasión de
Bahía de Cochinos y que todo el cuento era un intento de desacreditar
sus bien cultivadas credenciales anticastristas.

Pero hay otras cosas que le falta explicar a Oswaldo Cisneros. Su
esposa, la cubana Ella Fontanals de Cisneros, es hermana de José
Fontanals Pérez, actualmente miembro de la junta directiva del Banco
Nacional de Cuba, en La Habana, y asesor económico de Fidel Castro.
Los nexos de Ella con su hermano no son cosa del pasado; su esposo
Oswaldo reconoció en su entrevista con Resumen que él facilitó por lo
menos una visita discreta de José Fontanals a Caracas, para asistir
al funeral de su madre.

Según se dice, Ella vive parte del tiempo en Caracas y parte en Nueva
York, y fuentes cercanas a la DEA informan que en esta ciudad
frecuenta sitios a donde acuden también diplomáticos cubanos, tanto
en funciones como retirados, así como narcotraficantes colombianos,
entre ellos Jemel Nassel de Lehder, ex esposa del rey de la mafia
colombiana, Carlos Lehder.

Quizá el lector se pregunte cómo puede el clan anticastrista de
Cisneros departir amigablemente con los actuales diplomáticos
fidelistas.La historia de la World Finance Corporation (WFC), narrada
en varias comisiones del Congreso de los Estados Unidos, demuestra
que la imbricación de las redes castristas y anticastristas en el
cálido bajo mundo de las drogas no es tan "imposible" como quisiera
Oswaldo Cisneros que creyeran los investigadores.

La WFC fue fundada en Coral Gables, Florida, por un banquero cubano
en el exilio, de apellido Hernández Cartaya. Este sujeto tenía desde
el principio algún tipo de contacto en las organizaciones de
inteligencia; participó en la invasión de Bahía de Cochinos, lo
capturaron, lo liberaron, y entró a trabajar en el Citizens and
Southern Bank de Atlanta hasta que decidió poner su propio negocio.
El abogado de la WFC, cuya firma aparece en el acta constitutiva de
esa entidad, era Walter Sternling Surrey, muy bien relacionado ex
agente de la OSS, quien se quedó con la WFC hasta 1976.

Surrey era también el abogado de Ronald Stark, un terrorista que
cumple sentencia en Italia por sus vínculos con las Brigadas Rojas.
Antes de sus actividades en Italia con los círculos del
narcoterrorismo Stark había sido miembro de la Brotherhood of Eternal
Love,( fachada CIA)organización que partició en la producción de la
mayoría de los alucinógenos que se distribuyeron en los Estados
Unidos a lo largo de los setenta. Esta hermandad, con la que nos
toparemos en capítulos posteriores, fue uno de los primeros conductos
del narcotráfico y el lavado de dinero sucio entre los Estados
Unidos, el Caribe y América Central.

Según varios informes, la WFC fue desde el principio una lavandería
de narcodinero. Ya en 1977 era propietaria de nueve compañías más en
banco en Miami, así como de subsidiarias en ocho países
iberoamericanos. Unibank, una filial panameña, controlaba sucursales
en las Antillas holandesas, las islas Caimán, Londres, los Emiratos
Árabes Unidos y Texas. A los siete años de existencia, la hoja de
balance de la WFC arrojaba un saldo positivo de más de 500 millones
de dólares. Una mala (y posiblemente ilegal) inversión en los
Emiratos Árabes Unidos echó por tierra el grupo en 1977, le costó a
los inversionistas 55 millones de dólares y obligó a Hernández
Cartaya a huir del país con un pasaporte colombiano falso. La
investigación posterior al desplome de la WFC reveló que una
subsidiaria de la que poseían el 98 por ciento, el National Bank of
South Florida, estaba involucrada en el lavado de narcodinero, los
llamados autopréstamos y varios otros abusos.

Pero antes que todo eso sucediera, la WFC había obtenido un préstamo
de 2 millones de dólares del Narodny Bank de Moscú en 1975. A juzgar
por las pruebas disponibles, Hernández Cartaya había hecho más que
suficiente para merecerlo.La red WFC incluía a la escoria del bajo
mundo financiero del continente. El representante colombiano del
grupo inversionista panameño de la WFC, el Unibank, era Jaime
Mosquera, banquero colombiano que fue a dar a la cárcel en 1982 por
fraude. Mosquera era contacto de Hernández Cartaya desde que ambos
trabajaron en Citizens and Southern, siendo Mosquera el representante
de ese banco en Bogotá. Una de las primeras acciones de la WFC fue
comprar un banco colombiano pequeño, el Banco del Estado, e instalar
a Mosquera como presidente. En 1975, Unibank trató de negociar un
papel estelar en un préstamo de 100 millones de dólares al instituto
agrícola Idema, propiedad del Estado colombiano, valiéndose para ello
de la influencia de Christian Mosquera, hermano de Jaime que por
aquel entonces era superintendente bancario de Colombia. Según
testimonio ante la comisión del Congreso de los Estados Unidos que
investigó la maniobra de la WFC, Hernández Cartaya era al mismo
tiempo representante secreto del gobierno cubano y se proponía usar
el préstamo como incentivo para que el gobierno de López Michelsen
cooperara con Cuba en las rutas "norteñas" del narcotráfico.

El Unibank de Panamá fungía también como conducto de las compras de
armas de los sandinistas, antes de que el grupo rebelde auspiciado
por los cubanos derrocara a Anastasio Somoza en 1978. También se
tienen informes preliminares de que Unibank mediaba el canje de armas
por drogas tanto en Venezuela como en Colombia.Hernández Cartaya era
un tipo versátil.

También se le acusó de financiar las actividades terroristas del
notorio grupo anticastrista de Orlando Bosch. Un funcionario de la
WFC, un tal Duney Pérez Alamo, pertenecía al grupo de Bosch y era
amigo íntimo de Gaspar Jiménez, el agente de Bosch que arrestaron en
México en 1976 cuando intentó secuestrar al cónsul general cubano en
la ciudad de México. Fuentes del gobierno mexicano citadas por
Lernoux afirman que el gobierno tiene pruebas de que la WFC pagó
50.000 dólares para que Jiménez se escapara de la cárcel, con la
condición de que Jiménez cerrara el pico en relación a la WFC.

Los nexos de la WFC con los principales narcotraficantes eran
abundantes.

Los expedientes de la Dirección de Estupefacientes indican que uno de
los colaboradores más allegados de Hernández Cartaya era un vendedor
mayorista de drogas que trabajaba con la mafia de Santo Traficante.
En todo caso, la financiera Dominion Mortagage Corporation, vinculada
a Traficante, registró sus oficinas con el mismo domicilio que las de
la WFC de Hernández Cartaya.

La DEA sostiene además que un empleado de la WFC llamado Enrique
"Kaki" Argomaniz era sospechoso de tráfico de drogas y armas y que es
hermano del conocido mayorista de narcóticos Alberto Argomaniz.

Oswaldo Cisneros le ratificó a la revista Resumen de Venezuela que
trabajó con Hernández Cartaya, de la WFC, pero insistió, "nunca supe,
ni puedo afirmar que Hernández Cartaya haya estado conectado" con el
comercio de la droga. Según su versión, Hernández Cartaya y Cisneros
efectivamente fundaron conjuntamente una subsidiaria de la WFC en
1975-1976; la relación duró un año, tras el cual se acabó la relación
de Hernández Cartaya con Inversiones Fénix, y no se volvió a saber
nada de ellos, supuestamente.

Pedro Tinoco, hijo: socio de Cisneros

El abogado Pedro Tinoco, hijo, representante venezolano del Banque
Sudameris, el banco de los intereses financieros jesuitas y de las
compañías aseguradoras venecianas, es socio de Cisneros en diversos
negocios.

Informalmente, a Tinoco se le conoce también como "el hombre del
Chase" en Caracas, así como el contacto principal de la familia
Rothschild. Gracias a su posición como primer ejecutivo del Banco
Latino de Venezuela, ocupa una destacada posición en el llamado
"Grupo Occidente", el más poderoso grupo empresarial en la frontera
colombo-venezolana, uno de los sitios más concentrados del mundo en
lo que a cultivo de drogas se refiere.Los banqueros de Caracas pintan
a Tinoco como "el banquero más listo de la ciudad... joven, agudo y
siempre en acción". También pudiera ser uno de los más sucios. Sus
vínculos con la familia Cisneros Rendiles son tales que se los
considera como un solo grupo. Por ejemplo, en 1981, Gustavo Cisneros
lo nombró presidente de la junta directiva de la cadena de
supermercados CADA.Cuando el Banco Latino decidió crear una nueva
sede central en 1980, Tinoco obtuvo el préstamo del Banque Sudameris,
de la Banca della Svizzera Italiana, de American Express
International Banking Corporation y de Araven Finance, Ltd.
(asociación de la Kuwait International Investment Company, Morgan
Grenfell el Banco Consolidado de Venezuela, y el Banco Latino, del
mismo Tinoco).Tal como se ha documentado en este libro, éste es el
grupo que maneja grandes cantidades de dinero ilegal. Las oficinas de
Sudameris, American Express y las más venerables compañías
aseguradoras venecianas son omnipresentes en toda Iberoamérica. Ellas
controlan el negocio de seguros y reaseguros y otros grandes negocios
relacionados. De 1981 a 1983, Iberoamérica perdió más de mil millones
de dólares en "fuga de capitales", la mayor parte ilegales, y
continúa perdiendo fondos en este momento, los cuales se dirigen
hacia el sistema financiero de ultramar. Cuentas falsas, falsas
pólizas de seguros, subsidiarias falsas que emplean falsos
consultores y fletan barcos y aviones falsos, van a cuentas bancarias
de ultramar, y después de ahí a condominios e Miami o adonde sea.
Existe una economía fantasma cuyo propósito es extraer fondos de
Iberoamérica, y la sostienen compañías mil millonarias como la
Generali. Como ya anotamos, el mismo grupo Cisneros tiene mil
millones de dólares fuera de Venezuela.

Gustavo Cisneros Rendiles, Oswaldo Cisneros Fajardo, Pedro Tinoco y
sus amigos mantienen un pie en esta economía fantasma. Ellos trabajan
a un nivel bastante superior al de los meros políticos del país, a
quienes se dignan dar apoyo económico de vez en cuando para obtener
un favor aquí y allá.

Continuamente se codean - quizás con un ligero estremecimiento - con
los Hernández Cartaya y la World Finance Corporation. Como ya se
dijo, el Hongkong and Shangai Bank no mantiene bolsas de heroína en
sus bóvedas, ni acostumbra prestarle dinero a los mercaderes de del
interior de Tailandia que cosechan la amapola; lo que hace es
funcionar como banco central y emisor de moneda para los cientos de
bancos chinos de ultramar que sí lo hacen. El Citibank no maneja
directamente a sabiendas la fuga d apitales; sus funcionarios del
"personal bancario internacional" mantienen una pequeña lista de
excolegas que lo hacen por ellos, para que el Citibank pueda ser el
recipiente final de estos depósitos. El HongShang describe esto como
"libre empresa", y los ideólogos de la Sociedad Mont Pelerin se
encargan de elaborar las justificaciones filosóficas del caso.

Lo importante no es tanto que se atrape a Oswaldo Cisneros con las
manos en la masa, aunque eso no deja de ser divertido; más que eso,
la Organización Diego Cisneros, el Grupo Latino, y el resto de los de
su calaña colaboran con los banqueros de la orden jesuita y los
bancos de liquidación de los viejos fondos europeos para ordenar los
asuntos de las naciones y sus sistemas financieros, en tal forma que
un Hernández Cartaya estará a su disposición a cualquier hora que le
truenen los dedos. En el remolino del bajo mundo financiero, ladrones
y hampones como Cartaya compiten entre sí por las gracias de los
olímpicos, quienes escogen a sus sirvientes de entre los
sobrevivientes.

Apéndice al resumen:

* Félix Salcedo y Jairo Slebi, representantes al parlamento
colombiano por el ala lopista del Partido Liberal fueron sorprendidos
in fraganti vendiendo cocaína en Venezuela. El comprador era Alberto
Abello, secretario privado del Senador de COPEI, Valmore Acevedo
Amaya. El juez que se encargó del caso por órdenes de Gonzalo García
Bustillos (que ocupaba el cargo de Secretario de la Presidencia,
siendo Presidente Luis Herrera Campins) liberó a todos los detenidos
a las 72 horas.

* El 30 de abril de 1983, fueron decomisados 667 kilos de cocaina de
alta pureza, encontrados en el interior de una avioneta que había
aterrizado en Charallave, cerca de Caracas. Este avión procedía de
Colombia y era propiedad del ganadero Lizardo Márquez Pérez, militar
retirado residenciado en el Estado Táchira. Uno de los socios de
Lizardo Márquez Pérez era nada menos que el comandante regional del
ejército venezolano en la frontera con Colombia, general Italo del
Valle Alliegro, quien posteriormente sería Ministro de la Defensa de
Carlos A. Pérez en su segundo período presidencial. Era el decomiso
más grande de América Latina y el segundo en el mundo, sólo uperado
por los 800 kilos de cocaína capturados apenas unos meses antes en
Miami.

Lizardo Márquez Pérez huyó a Medellín y fue detenido en los EE.UU.
cuando el 10 de noviembre de 1984 intentó cruzar la frontera con
Nicaragua.

* El 26 de Febrero de 1984, las autoriades policiales venezolanas
encontraron 136 kilos de cocaina de alta pureza en el interior de un
avión super king 200, propiedad del mayor retirado del ejército
Francisco Ocando Paz. Este fue detenido en Denver, Colorado y fue
extraditado a Venezuela el 12 de Mayo de 1989.

* El 5 de Noviembre de 1985, la juez Kirse Rodríguez dictó auto de
detención contra el general del ejército venezolano, Pedro María Díaz
Paredes, quien había sido presidente de la Corte Marcial de la
República de Venezuela.

Se le vinculaba al decomiso de 453 kilos de cocaina de alta pureza en
una carretera del Estado Falcón. Aunque siempre se declaró inocente,
dos de sus nietos fueron detenidos al tratar de pasar cierta cantidad
de droga a su abuelo, detenido en el internado judicial de Coro. Díaz
Paredes pagó una condena de siete años y cuatro meses antes de
obtener la libertad por razones de salud y avanzada edad.

* El general de brigada Alexis Ramón Sánchez Paz, quien llegó a
ocupar la dirección de inteligencia del ejército venezolano, fue
atrapado por la autoridades norteamericanas, a principios de 1992,
cuando intentaba negociar 50 kilogramos de cocaina. El caso de este
general es particular, puesto que su afición por las drogas era harto
conocida. Sin embargo lo detuvieron pocas horas después del intento
de golpe del 4 Febrero, al parecer para utilizarlo como argumento
contra las fuerzas armadas, en momentos en que la popularidad del
Carlos Andrés Pérez había caído a menos del 10%, contra el 90% del
teniente coronel Hugo Chávez Frías.

* El 12 de Septiembre de 1992, otro caso escandaliza al país. Se
conoce que desde 1990, la Dirección de Inteligencia Militar vigilaba
a oficiales de las Fuerzas Armadas de Cooperación (Guardia Nacional).
Uno de los oficiales investigados es el general de brigada Ramón
Benigno Guillén Dávila, oriundo de Tovar, estado Mérida, Jefe de la
División antidrogas de la Guardia Nacional. Varios cargamentos de
drogas, que en conjunto llegaban a superar los 1500 kilogramos de
cocaina, eran la prueba del delito.

* El 14 de Julio de 1991, dos cubanos anticastristas, Lázaro Rogelio
Ugarte Bresslau (quien llegó a Venezuela como enlace entre la CIA y
el SIFA en 1969) y Orlando García Vasquez (probablemente nombres
falsos), que se desempeñaban como "asesores" de seguridad de Carlos
A. Pérez con sueldos de 2800 dólares mensuales, fueron acusados por
un funcionario de la Dirección de Inteligencia Militar, Osmeiro
Carneiro de estar vinculados a varias estafas al Estado venezolano,
de la voladura del avión cubano (ocurrida en 1976 y que produjo la
muerte de 72 atletas cubanos), el asesinato de personalidades
políticas en Caracas, Maracaibo y Maracay (Luis Núñez Tenorio,
Alberto Aguiar Serradas y Mateo Huizi, entre otros), además de estar
vinculados con el narcotráfico. Ambos salieron del país de la mano de
Carlos Andrés Pérez no sin antes haber llenado sus bolsillos con
dólares de la partida secreta.

* El 23 de Enero de 1991, efectivos de la Guardia Nacional decomisan
en la alcabala de Peracal un cargamento de 621 kilogramos de cocaina
pura dentro de un camión. El camión era conducido por Silvestre Mario
Schillachi, un italiano, nacionalizado norteamericano. Este señor
confesó que la droga debía entregarla a Edwin Rincón. Durante el
allanamiento de la residencia de Edwin Rincón se decomisa un
automóvil de lujo, marca BMW, que de acuerdo al Registro Automotor
Permanente (RAP) pertenece al general Herminio Fuermayor, ombrado
Director de Inteligencia Militar por el entonces presidente, Carlos
Andrés Pérez. El general Herminio Fuenmayor "explicó" que el auto
pertenecía al empresario zuliano Ivan Camacho Fernández, socio
mayoritario del Grupo Colón y que fuera acusado por Carneiro de ser
"el capo de la droga en el Zulia". Carlos Andrés Pérez no tuvo otro
remedio que pedirle la renuncia al General Fuenmayor, quien reside en
el país, trabajando por su cuenta y ayudando, con declaraciones e
investigaciones de todo tipo, a su amigo del alma, a su protector y
benefactor, el Presidente Pérez.

La conexión cubana

Por conducto de Ernesto Samper Pizano, coordinador de la campàña
presidencial de Alfonso López Michelsen en 1982, el narcotraficante
Carlos Enrique Lehder aportó grandes cantidades de dinero a la causa
de ese ex presidente colombiano.Al parecer, Lehder también trabajó
para los cubanos por mediación de Robert Vesco quien fue testaferro
de la mafia rusa. Los servicios de inteligencia estadounidenses
afirmaban que Lehder y Vesco eran los proveedores más importantes de
cocaína para los Estados Unidos. La revista Forbes señaló en su
edición del 4 de Septiembre de 1984:"La autoridades federales tienen
la certeza de eque Vesco es el cerebro de lo que parece ser un gran
comercio en doble sentido entre Cuba y el continente norteamericano.
Las actas de los juicios federales de narcóticos en Florida y un caso
que surgió en Tejas, al que se aplicó la ley sobre comercio con el
enemigo, parecen sustanciar esa conclusión. Hasta ahora han muerto
cuatro personas vinculadas con Vesco, a medida que siguen
acumulándose las coincidencias. Esto no es una pesadilla cualquiera.
Se dice que las operaciones de Vesco se realizan con la total
cooperación del servicio de inteligencia cubano. Vesco ayuda a
organizar los cargamentos de heroína, cocaína y marihuana de
Sudamérica a Cuba, allí los pasa a lanchas y avionetas pequeñas, y
los despacha a los estados Unidos y Canadá".

Mario Lopez Ibañez

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