Say Cheese
Erangel Rivas Parra
Yo
fui el único. El mismito. El primero que por estos lados llegó a tener un radio
A.M-F.M en su casa y los aldeanos venían a escuchar clásicos de la emisora
“Radio Rumbo”, y a tomarse el guarapo. Me lo compré con mucho sacrificio fui emprendedor
vendiendo chorizos caseros que aprendí hacerlos por mi cuenta. Les llevé a los
dueños de las bodegas, a los vecinos por encargo y unos cuantos al dueño de un
auto mercado. Eso fue en la época en que fui a la capital, antes de los
billetes falsos, antes de mi último viaje al mar... No había pasado ni una hora
cuando me informaron que ya se los habían arrancado los consumidores de las
manos. Luego me compré una maquina despulpadora y monté mi propia pulpería,
cuando vivía más arriba, en Agua fría, los niños aburridos escapaban del templo
para jugar trompo en el camino de tierra, iban a mi pulpería a comprar en los
domingos mientras sus padres con
esperanzas de prosperidad acudían arrepentidos a entregarlo todo en la cajita
de ofrendas. Había más gente que en el bingo.
Lo
reconozco, me encerraba mucho… Es que en casa escribía demasiado, parecía un
viejo. Después escogí otra profesión mas prospera, amenizando con doblajes de viejas
baladas el modelaje de chicas. Durante la ultima sesión fotográfica la cantante
de música tropical me complacía nuevas poses eróticas para la primera
producción bajo la firma de mi Fundación, un almanaque que sacaría a la venta apoyando
el talento regional rescatado del abandono y con mucho deseo de ser explotado.-Justo
como yo quería- Durante la sesión después de doblar mis baladas y de entregada
la bonificación correspondiente como sierras sus dientes blancos empezaron a brillar,
y fue cuando por fin se bajaba las diminutas pantaletas, financiadas todas por
mi Fundación en la Av. Bermúdez -Y curiosamente empezaba a notar que hacia
mucho calor- Ella sonreía hablándome de su Compact Disc, de la nitidez de la
impresión su afiche, giras y bailes. Que tierna. Sus piernas, sus movimientos, te
enredabas en ellas… y yo mismo las toqué con mis manos… ¡Yo mismo! Claro todo muy profesional. Ciertamente me di cuenta
que no eran de plástico, pues La Fundación se encarga afanosamente con que las
cosas en este país vuelvan a sus estado natural, nada de carros, nada de
chorros de agua que se desperdicien, recuperar la siembra, demasiada ropa
incomoda la vista y eso me empezó a
molestar mucho. Yo estuve entre los que pusieron esa queja a las
instituciones pero me tildaron de conspirador. En realidad fui solo, pero mejor
era así, para que todos me admiraran para cuando por fin se realizara esa gran
idea, y quien sabe, podría ocasionar un estallido social, ¡Una revolución! Y
mucho billete. Y al finalizar la sesión acercaba mi nariz en dirección a su
coño así… ¡Y que tetas!, como perro me lancé a morderlas. Ella modelaba y le
brillaban las sierras… retratada en una
sesión magistral. “Que exposición aquella”, en estado natural, recuperar aquellos valores perdidos… Algún
día….Y ella feliz, sonreía cándida hasta darle un besito romántico en su coño
oloroso a gloria. Muuuuuuuack! Con mucho respeto.
El líder de la Fundación Dandi, graduado en
física cuántica y sin cosechar en ese campo era sin saberlo espiado por
alguien, quien soñando con una ascensión a Capitán amenazaba con decomisarle
los retratos. Después de una gran labor de inteligencia fue encontrado Cruz
Humboldt, infraganti, y con las manos puestas en las palabras ilegibles del
rollo que habla acerca de una actriz famosa
de nombre y apellido que comienzan por una misteriosa casualidad con L. Con
una maniobra de distracción escapó en su moto a Cariaco. Después de recogidos
los billetes falsos como evidencia (que todavía ignoraban que eran falsos) los
policías iniciaron una fuerte persecución hasta llegar tarde. Se sorprendieron
al verlo desde la costa del Golfo de Cariaco, entraba en una extraña maquina submarina. Nubladas
por la confusión de la turba salían en su defensa, fanáticas con sus mejores
poses para distraer a los policías y otras se competían para que le lanzasen
algunos billetes pero Humboldt les
decía:
–Hermanas por favor, dejen la rivalidad!,
¡dejen el materialismo! (Y pensándolo bien con tanto talento junto hasta me
gustaría hacer una Edición Especial Playera)
Humboldt mandó a ejecutar el Plan Pesca de arrastre y Henry Bermúdez rápidamente
encendió los motores del la tortuga metálica. Apuntaron con cañones de alto calibre a la policía, que se hacían
paso difícilmente entre la tribuna histérica.
Humboldt dio la voz de mando:
–Preparen. Apunten. ¡Fuego!
Golpeado el agente Guzmán por una, al ver en
su interior dice a sus colegas:
–¡Son catalanas!... ¡Y huelen frescas!
–¡Catacos! -Gritó el Sargento Marín-
En aquella
confusión Humboldt se apresuró a escapar y cerraron la escotilla, se sumergieron
dándose a la fuga.
Las bolsas volaban en los aires repletas del
mejor pescado fresco. De Humboldt no se supo mas nada, ni de sus libros, ni de
sus retratos, ni de sus cuentos. Lo último que se supo sobre él es este informe policiaco publicado al
escapársele a la policía en su tortuga marina con ojos de fuego: “Una vecina
del fugitivo nos informó sobre la supuesta implicación de Humboldt con los
planes oscuros de “La Fundación Dandi”, una extraña secta que visten con
pantalones de gabardina, calzan zapatillas graciosas de cuero, al estilo años
60´s, camisas de cuadros, además de que presumían que algún día iban a “sembrar
en el cielo”. Se les incautaron también un arpa, una guitarra acústica, una
guitarra española, una pajuela, un libro cuyo autor es Ramón de la Torre, una
maquina impresora de revistas, una maquina impresora de billetes, un plotter
para imprimir en papel bond, grabaciones en casetes y una bolsa embalada que
tenía en su interior un micrófono, su forro y su paral., también se halló en la
casa de Humboldt unas fotografías, que
al verlas el agente Manolo con sigilo y sin avisar a nadie ocultó en un lugar
secreto de su casa. Así con tiempo analizaría las evidencias con detalles en su
laboratorio.”
Siglos después alguien escarbando para
sembrar unas plantas en su patio halló los retratos y uno de sus cuentos. Hablaba
sobre repentinas desapariciones de los botes con remos transportados de un lugar a
otro por “El fantasma del Tirano Aguirre”, narraba que los pescadores se hallaban
estupefactos al encontrase en las playas de Cumaná entre sirenas, un
percusionista, un saxofonista, un señor delgado de melena que tocaba la
guitarra clásica y el vocalista (el mismo creador del mito). No salieron de la
sorpresa los navegantes cuando sobre la arena vieron caminar unos robots que
llevaban limonada en una bandeja a los turistas que dormían en hamacas. Todo
natural. La brisa hacia tocar el arpa de
las palmeras, no se veía un solo carro
exhalar humo, nadie derramaba el agua, la leyes se cumplían y no era el
paraíso. Y podrías hablar con Dios a través de un hilo… Desde hace unos
segundos pescaban en las aguas del Golfo de Cariaco.
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