lunes, 4 de mayo de 2009

socialismo en venezuela

Un retrato candente de las contradicciones del "Socialismo del Siglo XXI". Y un agregado de IAR noticias: Porque realmente Washington y sus corporaciones quieren derrocar a Hugo Chávez.

Para conocer como funciona el sistema capitalista, para comprender lógicamente su naturaleza y principales contradicciones, hay que leer atentamente y analizar a sus medios y voceros más lúcidos.

"Conoce como piensa y actúa tu enemigo, y te conocerás a ti mismo", reza un principio que siempre han seguido los grandes estrategas de la historia para quienes toda acción o idea exitosa parte originalmente de la "identificación del enemigo".

Para conocer al sistema capitalista (el sistema que derrotó a todos sus enemigos y niveló el planeta en un "pensamiento único" desde Alaska hasta la Antártida), lo mejor es despojarse de toda ideología o "preconcepto" y meterse con ojo crítico y razonamiento lógico en la psicología, en los valores, y en la dinámica funcional del "poder capitalista", que no es un poder compacto y unilineal, sino que está plagado de luchas internas y contradicciones.

Buceando en la prensa imperial de la jornada, hemos encontrado una "perla descriptiva" sobre la Venezuela "socialista" y petrolera de Chávez, una fotografía descarnada de sus contradicciones, realizada nada más ni nada menos que por el principal vocero del imperialismo financiero: The Wall Street Journal.

Esta crónica (y más allá de la intención manipuladora contra Chávez que obviamente lleva) traza una fotografía precisa de las contradicciones de la Venezuela bolivariana y de su "presidente petrolero".

Más abajo, la explicación de porqué realmente Washington y sus corporaciones quieren derrocar a Hugo Chávez.

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Un producto curioso de la Venezuela de Hugo Chávez:
los burgueses bolivarianos

Por The Wall Street Journal

La mayoría de los partidarios de Hugo Chávez vive en barrios marginales y depende de los subsidios del gobierno.

La mayoría de la oposición vive en edificios de apartamentos de clase media o mansiones en barrios acaudalados y está espantada ante la posibilidad de una nueva victoria de Chávez en las elecciones presidenciales de este domingo.

Pero también hay gente como Wilmer Ruperti, un magnate naviero que recorre la ciudad en un BMW a prueba de balas con chofer y que debe gran parte de sus riquezas al régimen de Chávez.

Junto a otros hombres de negocios bien conectados, conocidos como boliburgueses, la burguesía bolivariana, Ruperti apoya la reelección de Chávez.

Sentado en su oficina hace unos días, Ruperti, un hombre de aspecto robusto y sociable de 46 años, que usa un collar de oro y zapatos de cocodrilo, estudia minuciosamente una encuesta que, dice, encargó por US$60.000 y muestra que Chávez tiene una ventaja cómoda.

"Yo estoy plenamente de acuerdo con el presidente Chávez", dice Ruperti. "Es la única persona que yo siento está identificada con la gente necesitada".

Ruperti, un trader de crudo, tuvo su gran golpe de fortuna en 2003 cuando fue al rescate del gobierno de Chávez, que trataba de sobrevivir a la huelga que había clausurado a la compañía estatal Petróleos de Venezuela SA. Cuando el país se estaba quedando sin gasolina, Ruperti usó su flota de buques petroleros para descargar combustible en puertos venezolanos, mostrando que éstos eran seguros.

Esto abrió el camino para que otros buques trajeran gasolina, que Ruperti compraba y revendía a PDVSA, rompiendo así la espina dorsal de la huelga. Agradecido, Chávez lo condecoró con la Orden del Ejército.

Ahora, Ruperti encarna las contradicciones de la Venezuela de Chávez: un país dedicado a la redistribución socialista de la riqueza, pero que también está gozando de un auge capitalista impulsado por el petróleo y que separa aún más a los ricos de los pobres.

El whisky de 18 años está en boga, los Hummer y todoterreno último modelo llenan las calles de Caracas, mientras que cuatro de cada diez venezolanos sobrevive con US$2 o menos al día.

Ruperti, cuyo padre era un inmigrante italiano que trabajó como chef en restaurantes de la ciudad, es hoy un personaje en la sociedad caraqueña.

El año pasado auspició el mayor evento de la temporada, que logró reunir a los boliburgueses y a las grande dames de la oposición chavista: un concierto de beneficencia a cargo del tenor Luciano Pavarotti. Un año antes, pagó US$1,7 millones en una subasta en Nueva York para adquirir un par de ornamentadas pistolas francesas que el armero de Napoleón hizo en 1804 para Simón Bolívar.

Los chismes que circulaban en Caracas afirmaban que Ruperti le iba regalar las pistolas a Chávez, un hombre tan obsesionado con el héroe de la independencia que cambió el nombre de Venezuela a República Bolivariana de Venezuela.

"Esas pistolas tenían que estar en manos de venezolanos", dice Ruperti, afirmando que las dejará a sus hijos. "Hay que rescatar la venezolanidad de la gente".

Sin embargo, los críticos de Ruperti afirman que sus prácticas de negocios son un ejemplo de cómo las cosas han empeorado en el país. Este año, la organización Transparencia Internacional ubicó a Venezuela en el lugar 141 entre los 163 países que figuran en su sondeo de "niveles de corrupción percibida".

El año pasado, una comisión parlamentaria compuesta mayoritariamente por miembros del partido de Chávez examinó acusaciones de que Ruperti habría ganado millones al doblefacturarle a PDVSA algunos envíos de gasolina durante la huelga.

En ese período, el sistema contable de la empresa estatal había colapsado. La comisión también investigó si Ruperti obtuvo contratos de manera irregular para transportar asfalto para Citgo, la subsidiaria de PDVSA en Estados Unidos.

Al final, la comisión lo absolvió. "Ruperti prestó servicios vitales a PDVSA y éstos le fueron pagados", dice Jesús Alberto García, el presidente de la comisión investigadora.

La saga continúa. Hace unos meses, la oficina presidencial envió una carta al Congreso pidiéndole a los legisladores que volvieran a examinar la controversia.

Entre las cosas que la oficina presidencial quiere investigar es si PDVSA perdió US$30 millones debido a la sobrefacturación y las boletas falsas de Ruperti, y si el trader usó "nombres de empresas sin el conocimiento de éstas para adquirir combustible de forma fraudulenta". Ruperti niega cualquier fraude.

Hasta el momento, las acusaciones no han tenido un impacto mayor sobre sus negocios.

Ahora su flota está compuesta por 19 buques y planea crear un banco marítimo. Ruperti también ha invertido US$26 millones en un canal de televisión por cable que quiere convertir en una estación que emita noticias las 24 horas. "Lo voy a llamar Canal I, por inteligencia, imparcialidad e información", afirma.

La actual dolce vita de vinos finos, whisky caro y autos de lujo les recuerda a muchos venezolanos el primer auge petrolero en los años 70, una época que muchos llaman "Venezuela Saudita".

En esos años, el presidente Carlos Andrés Pérez, que nacionalizó el petróleo para crear PDVSA en 1976, favorecía a una camarilla de amigos conocida como los "12 apóstoles". Todos ellos hicieron enormes fortunas gracias a contratos con el gobierno. Ahora, dice Ben Ami Fihman, editor de la revista Exceso, "los 12 apóstoles se convirtieron en los 40 ladrones".

Hoy Caracas está tan dividida como en los días de la huelga petrolera.

El nombre de Ruperti encabeza la lista de los "colaboradores del régimen" que publicó en Internet "Militares Democráticos", un grupo de oficiales antichavistas que fue expulsado de las fuerzas armadas.

"Mucha gente piensa que soy un diablo, pero no es verdad", dice Ruperti.

"Duermo bien por las noches y moralmente estoy tranquilo".

Pero no se arriesga. Aparte de su vehículo blindado, Ruperti siempre está acompañado por dos guardaespaldas coreanos que son expertos en Taekwondo.

* Las negritas del subrayado son nuestras.
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Agregado de IAR Noticias:
Chávez, Ruperti, Wall Street y el negocio del petróleo

Wilmer Ruperti, el hombre que tiene la exclusividad de los contratos del transporte marítimo de residuales (fuel oil) desde Venezuela, es considerado por el establishment económico-financiero como el "poder detrás del trono" del régimen chavista.

El reporte Lloyd's List lo llama el nuevo Rey Midas venezolano. O "Rey Midas moderno".

La medalla que le entregó Chávez a Ruperti es una insignia de su pertenencia a la nueva oligarquía local, asociada al poder trasnacional petrolero, que hoy controla las riendas del gobierno bolivariano y tiene como cabeza de sus negocios a la petrolera estatal (PDVSA).

La influencia de Ruperti y sus buques petroleros es clave para los planes futuros de Petroamérica, y para los planes energéticos de Chávez y de Kirchner, cuyo entorno de funcionarios-empresarios estaría haciendo jugosos negocios con el "clan Chávez".

Se dice que el Rey Midas del entorno "chavista" ha tomado la delantera con negocios en Cuba, Argentina y Ecuador, tres puntos geopolíticos de máximo interés para la revolución bolivariana

Con la compra de Puma TV, Ruperti pasa de capitán-empresario de barco a la elite mediática del país bendecido por el creciente poder político de la logia chavista.

Según versiones que circulan en el poder, Ruperti intentará convertir a Puma TV en un canal de noticias que compita con Globovisión, el monstruo mediático del "viejo poder neoliberal" que negociaba con Wall Street, antes de Chávez.

Esto explicaría el articulo que -más arriba- le dedicó The Wall Street Journal, en una operación de prensa orientada a demostrar la "corrupción" del entorno chavista a través de Ruperti.

Entre la crema de la crema del poder financiero trasnacional concentrado en Wall Street (del cual el Journal es su vocero privilegiado) Ruperti es considerado un "bribón y aventurero", pero no porque realmente lo sea, sino porque su poder y su flota le restan negocios a las corporaciones petroleras estadounidenses.

Con los buques de Ruperti, parte del petróleo de PDVSA no pasa por la "caja facturadora" de las corporaciones extranjeras (que controlan la mayoría del negocio petrolero venezolano) sino que va a parar al bolsillo de grupos empresarios regionales vinculados al "clan Chávez", como es el caso citado de sus acuerdos energéticos con Kirchner.

De manera tal, que las operaciones de prensa contra Chávez, orientadas principalmente desde The Wall Street Journal y The Financial Times, buscan que el negocio petrolero en Venezuela sea hegemonizado en su totalidad por las corporaciones que cotizan en Wall Street, como ocurrió tradicionalmente.

Esa es la razón principal por la cual Washington y sus trasnacionales (a pesar de los excelentes negocios que hoy hacen con Venezuela y el gobierno bolivariano) nunca dejan de conspirar para derrocar o eliminar a Chávez. Y a Ruperti.

Por lo demás, y a pesar de que Chávez lo llame "diablo" a Bush, EEUU es el principal socio comercial de EEUU en la región.

Venezuela es el cuarto proveedor de petróleo a Estados Unidos, adonde exporta 1,5 millones de barriles de crudo diarios, lo que en 2005 le reportó poco más de 30.000 millones de dólares.

Además, EEUU es el principal inversor extranjero en Venezuela mientras que Venezuela posee 8 refinerías y 4.000 estaciones de servicio en ese país.

Edmond Saade, presidente de la Cámara de Comercio Venezuela-EEUU (Venamcham), dijo, en mayo pasado que "el comercio anda de maravilla. El año pasado nos acercamos a los 40.000 millones de dólares" en la balanza bilateral.

Esto representa el crecimiento más acelerado en valor de carga entre los 20 socios principales de comercio de Estados Unidos, según WorldCity, empresa con sede en Miami que monitorea de cerca la actividad comercial estadounidense.

El presidente de la Cámara de Comercio Venezuela-EEUU, subrayó que "el comercio bilateral crece de una manera inverosímil, tanto en un sentido como en el otro".

Precisó que las importaciones desde EEUU "subieron sustancialmente" en 2005, en un 20%, y que 26% de las importaciones totales de Venezuela vienen de EEUU.

"Tenemos una dicotomía entre las relaciones generales a nivel político y las relaciones económicas. Las relaciones económicas están muy bien", dijo Saade.

"Estados Unidos representa el 50% de las relaciones comerciales de Venezuela con todo el mundo", destacó.

En este escenario, lo de Chávez "enemigo antiimperialista", es sólo para el marketing.

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